Ayer pasé el día en el evento «El tiempo de las mujeres» organizado por @elmundo_es y @yodona sobre liderazgo femenino donde tomé notas como si no hubiera un mañana, todo lo que se decía resonaba en mí por estar alineado con mi proyecto de emprendimiento enfocado en el liderazgo femenino.
Comparto la emocionante introducción que expuso @ryma.bcn, activista iraní, sobre lo que las mujeres iraníes están viviendo ahora mismo.
Nos explicó que la lucha de las mujeres en su país lleva un recorrido de doscientos años. En la primera mitad del siglo XIX la poetisa iraní Tahirih se rebelaba quitándose el velo a modo de protesta, lo que le costó la vida, claro. Ella declaraba algo así como «me podéis estrangular, pero no pararéis la emancipación de la mujer». Es que la libertad está por encima de la represión y no se puede parar. El camino es tortuoso y lleno de dificultades, aun así las mujeres iraníes van hacia delante, hay temporadas que parece que están dormidas y luego llegan tiempos convulsos como el que están viviendo ahora.
Declaró algo que quizás no se sepa tanto de este último año y es clave en este proceso de libertad femenina: «los hombres están siendo los grandes aliados de las mujeres que dan un paso al frente» ¡maravilla! ¡ojalá muchos hombres aliados que quieran renunciar a sus privilegios!
Me impresionó especialmente la pregunta que se hacen todas las mujeres iraníes cada mañana: ¿Hoy vale la pena que salga a la calle sin velo? Son las adolescentes rebeldes las que están moviendo ficha, principalmente niñas o muchachas entre 16 y 22 años que se la juegan respondiendo «sí» y se arriesgan saliendo sin velo, las que están dando pasos cada día para acercarse a la libertad. Ellas son las que transforman las mentalidades, siempre hacia delante.
Sin embargo, lo que más me gustó fue la admiración y el respeto con el que hablaba de esas mujeres, sentí que sus palabras rebosaban determinación, esperanza y amor.
Por mi parte voy cambiar la mirada a mis adolescentes rebeldes como los hinchanarices que a veces parecen, poniendo un poco más de respeto y amor hacia sus actos de rebeldía. La transformación es de los rebeldes.