El logro de objetivos es una de las habilidades necesarias para cualquier puesto de dirección o de liderazgo. Se definen unas metas que están alineadas con la estrategia de la empresa y se pone toda la carne en el asador para conseguirlas. Sin embargo, muchas veces nos olvidamos de que hay un camino para llegar hasta esos objetivos, hay un proceso, hay que dar un tiempo. Como esa frase que escuché una vez y he utilizado muchísimo “nueve mujeres no hacen un bebé en un mes”. Pues esto igual, por más que queramos correr para lograr llegar a la meta, da igual, las cosas llevan su tiempo. A veces podemos intentar tomar decisiones que tengan efecto a corto plazo, pero otras veces las decisiones tendrán efecto a largo plazo, por más recursos que creamos que estamos poniendo. Así que solo queda una cosa, paciencia y disfruta del viaje.
Ahora me encuentro en una situación en la que soy mi propia líder y responsable, y reflexionando sobre la impaciencia que siento porque quiero ver YA cómo mi negocio va viento en popa y a toda vela, he recordado el poema Ítaca de Kavafis. Cuenta exactamente cómo quiero que sea el viaje que acabo de emprender. Un viaje que espero que sea muy largo y lleno de aventuras. Donde iré encontrando fuera lo que llevo dentro de mí. En el que también recogeré grandes aprendizajes, porque conseguiré transformar las piedras en oportunidades. Mi destino estará claro y aún así nunca querré llegar, porque la meta será gozar de la belleza del camino, como esos libros que estás disfrutando tanto que no quieres que acaben jamás. Yo tengo una ilusión, mi proyecto de emprendimiento, y a este proyecto solo le debo que me ha puesto en marcha para vivir el camino que voy a recorrer.
Y tú ¿cómo vas a por tus metas? ¿como elefante en cacharrería o decides aprender de lo que te trae la vida durante el proceso?
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